Tu sonrisa es como helio en mis venas,
como peligro cayendo sobre mi alma,
cada vez que lo respiro.
Tu mirada es helio en mi respiración,
que si la observo se eleva mi imaginación,
pero si le obedezco se quema mi interior.
Tu voz es helio entrando en mis oídos,
que se libera siempre con chasquidos,
que crea una ilusión en el sonido.
Eres helio en el ambiente,
cortando el oxígeno alrededor,
y haciéndome toser.
Si estás cerca me levantas,
pero si te veo vuelvo a caer.